El feriado por la Independencia de Guayaquil comenzó, pero en Imbabura no hay nada que celebrar.
Las calles están vacías, los buses parados, los mercados sin productos y los hoteles sin huéspedes. La provincia cumple 18 días de paro y sigue aislada, sin señales de diálogo entre el Gobierno y las organizaciones indígenas.
Ferias vacías, carreteras cerradas
En feriados pasados, Atuntaqui y Otavalo eran sinónimo de movimiento: turistas buscando artesanías, hoteles llenos y filas de autos. Hoy, solo se escucha el sonido del viento y de las llantas que no llegan.
El ECU-911 confirmó que la mayoría de las vías están bloqueadas, desde Natabuela y San Roque hasta los accesos de Cotacachi y Urcuquí. Incluso el paso por Zuleta y Rumipamba, que conecta hacia Cayambe, está interrumpido por deslizamientos y obstáculos.
El transporte interprovincial lleva más de dos semanas paralizado. En las terminales de Ibarra, Otavalo y Cotacachi, los buses reposan como si el tiempo se hubiera detenido. Las boleterías cerradas y las sillas vacías se han vuelto parte del paisaje.

Sin turismo y con pérdidas millonarias
El sector turístico y comercial reporta pérdidas que ya superan los millones de dólares, según estimaciones de gremios locales.
“El feriado, que siempre era una oportunidad para recuperarnos, hoy solo agrava la crisis”, cuenta un representante del sector hotelero de Cotacachi.
Los restaurantes trabajan con los pocos insumos que quedan, los mercados se vacían y el turismo nacional prácticamente desapareció.
Miedo en los cantones
En zonas como Antonio Ante y Cotacachi, los pobladores aseguran que no se sienten seguros ni para abrir sus negocios.
“Nos obligan a cerrar, amenazan con pinchar las llantas si salimos a trabajar”, denunció una comerciante del mercado Amazonas en Ibarra.
El temor crece, mientras el ambiente se torna más tenso con cada jornada. Militares y policías patrullan el centro histórico ibarreño, pero el clima de incertidumbre no cede.
Protestas sin pausa, Gobierno en silencio
Las organizaciones indígenas, encabezadas por Unorcac y la Federación Indígena y Campesina de Imbabura (FICI), mantienen su postura: el paro continúa hasta que se revisen los subsidios al diésel y se libere a los manifestantes detenidos.
Sus dirigentes no descartan “acciones más fuertes” durante el feriado si el Gobierno no da una respuesta.
Desde Quito, el silencio oficial se impone. No hay anuncios de mesas de diálogo ni acercamientos concretos. Mientras tanto, Imbabura sigue en pausa: sin transporte, sin turismo y sin certeza de cuándo volverá a moverse el reloj económico de la provincia.








