
Ecuador enfrenta un preocupante rebrote de tosferina en 2025, con 253 casos confirmados y 10 fallecimientos hasta la fecha, según datos del Ministerio de Salud Pública (MSP). La mayoría de las víctimas son menores de edad: cinco de los fallecidos eran bebés de menos de un año y uno tenía cuatro años. Las otras cuatro víctimas tenían entre 20 y 65 años.
La enfermedad, también conocida como coqueluche, duplicó sus muertes en apenas un mes, lo que enciende las alertas del sistema sanitario. Guayas es la provincia más afectada, con 94 casos, seguida de Pichincha con 37, Manabí con 35, y Santo Domingo con 21 casos. Los niños menores de 15 años y, en particular, los lactantes, son los más vulnerables ante esta infección bacteriana altamente contagiosa.
En Quito, se confirmó un caso en una niña de 11 años en una institución educativa del norte de la ciudad. Su hermana de 13 años está bajo observación médica. Ambas fueron aisladas junto con sus familiares. Dos paralelos del colegio suspendieron las clases presenciales hasta el 1 de mayo, día en que se vacunará a los estudiantes que no cuenten con el esquema completo. Hasta el momento, brigadas del MSP han realizado al menos 500 pruebas rápidas a compañeros y docentes para descartar más contagios.
La tosferina es una infección respiratoria causada por la bacteria Bordetella pertussis. En sus primeras etapas se asemeja a un resfriado común, pero puede avanzar rápidamente a episodios de tos severa acompañada de un sonido agudo al inhalar, conocido como «gallo». En casos graves, puede causar complicaciones como neumonía, convulsiones, vómito, fatiga extrema y dificultad para respirar.
Ante este panorama, las autoridades sanitarias intensifican las campañas de prevención, reiterando la necesidad de completar los esquemas de vacunación infantil y la dosis para embarazadas en el tercer trimestre. También se recomienda el uso de mascarilla, el lavado frecuente de manos, evitar la automedicación y acudir al centro de salud ante cualquier síntoma sospechoso.