En un comunicado publicado la noche del 18 de noviembre, Telconet alertó a sus clientes sobre una preocupante resolución emitida contra su proveedor, Cable Andino Corpandino, que podría afectar seriamente el suministro de internet en Ecuador. Según la empresa de telecomunicaciones, la decisión de la Arcotel (Agencia de Regulación y Control de Telecomunicaciones) declara la extinción del título habilitante para servicios de cable submarino de Corpandino, lo que Telconet considera una medida “ilegítima e ilegal”.
“El día de hoy, Cable Andino Corpandino ha recibido una resolución arbitraria sin oportunidad de ejercer su derecho a la defensa”, reza el comunicado, en el que también se advierte que el internet en gran parte del país estaría en riesgo de ser administrado por el Estado, “que no cuenta con experiencia en operar cables submarinos modernos”.
¿Qué significa esta resolución?
El fallo, identificado como Resolución 2024-0269, fue emitido este lunes y acusa a Corpandino de varias irregularidades, entre ellas:
- No demostrar capacidad financiera para operar.
- Retrasos en la presentación de garantías legales desde 2017.
- Incumplimiento de normativas relacionadas con servicios de telecomunicaciones.
Como consecuencia, la Arcotel declaró extinto el título habilitante otorgado en 2015, aunque obliga a la empresa a seguir prestando servicios hasta que el Estado ejecute la transferencia de los bienes relacionados.
¿Y ahora qué?
Telconet ha calificado esta medida como una acción con tintes políticos y anunció que emprenderá acciones legales para proteger a sus clientes. “Nuestro compromiso es garantizar uno de los mejores servicios de internet de la región”, aseguraron.
Mientras tanto, el empresario Tomislav Topic, figura clave detrás de Telconet, mantiene en marcha un proyecto para instalar un nuevo cable submarino que busca mejorar la conectividad del país. Esta infraestructura podría ser la salvación para Ecuador en medio del actual conflicto, que deja más dudas que certezas sobre el futuro de internet en el país.
Por ahora, el acceso al mundo digital cuelga, literalmente, de un cable.