
La visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, a Quito dejó sobre la mesa anuncios que entusiasman, compromisos que generan expectativa y silencios que levantan cejas. Entre los titulares más llamativos está la decisión de Washington de declarar a Los Choneros y Los Lobos como organizaciones terroristas, un paso inédito en la cooperación bilateral.
Rubio, tras reunirse con el presidente Daniel Noboa en Carondelet, también confirmó la entrega de USD 13,5 millones para combatir el narcotráfico y otros USD 6 millones para drones de la Fuerza Naval. “Sin seguridad es imposible avanzar económicamente”, aseguró el funcionario, quien además insinuó la posibilidad de estacionar personal militar estadounidense en Ecuador, aunque sin ofrecer detalles.
Lo concreto vs. lo indefinido
Mientras los aportes financieros suman USD 19,5 millones, la reunión dejó varios temas en el aire:
- Aranceles: hubo “bastante progreso”, dijo Rubio, pero no explicó más.
- Migración: Ecuador aceptará recibir deportados de EE.UU., con derecho a veto, aunque no se aclaró si se mantiene el cupo anual de 300 personas.
- Extradición: se anunció una actualización del acuerdo, pero sin calendario.
- FMI: Rubio ofreció “ayuda” en gestiones, aunque sin entrar en números ni plazos.
Reacciones divididas
El consultor político Juan Rivadeneira valoró como clave la declaratoria de los grupos criminales: “Eso no es menor, abre puertas legales para la acción de EE.UU.”. En cambio, el economista Santiago García fue más crítico: “Los aportes son pequeños frente a la magnitud del problema; necesitamos una política de mediano plazo”.
El Laboratorio de Relaciones Internacionales de la UIDE puso los números en perspectiva: solo el aumento del IVA en Ecuador en 2024-2025 generó USD 1.319 millones, de los cuales USD 234 millones se destinaron a seguridad. Es decir, el esfuerzo fiscal interno supera con creces la cooperación de Washington.
Lo que no se habló
Ni Rubio ni Noboa tocaron el impuesto del 1% a las remesas desde EE.UU., que entrará en vigencia en 2026, pese a que representa un tema sensible para millones de familias ecuatorianas.
¿Qué queda?
La visita fue simbólicamente poderosa y políticamente útil para Noboa, pero deja claro que los anuncios aún necesitan aterrizar en hechos concretos. Entre promesas de drones, fondos y acuerdos por definir, el reto será convertir la foto en Carondelet en una cooperación sostenible y no en un titular pasajero.