QUITO — La vicepresidenta de la República, Verónica Abad, regresó al país el pasado 20 de noviembre, en medio de una tormenta política que incluye su suspensión como embajadora de Ecuador en Israel. Su arribo no pasó desapercibido, y fiel a su estilo, llegó cargada de declaraciones explosivas.
En un tono desafiante, Abad aseguró que su regreso fue un “acto de rebeldía” frente a lo que calificó como un atentado contra la institucionalidad del país. Con un mensaje directo al presidente Daniel Noboa, lo instó a “recapacitar” y denunció un supuesto proceso de “ruptura constitucional”. Según Abad, este escenario representa un intento de quebrantar la autonomía de los poderes del Estado.
¿Encadenada y encerrada?
La vicepresidenta también lanzó una acusación inesperada: afirmó haber estado “casi encadenada y encerrada” en un hotel en Ankara, Turquía, durante el proceso que la dejó en “total indefensión”. No especificó quiénes habrían orquestado esta situación, pero sus palabras dejaron más preguntas que respuestas.
«Aquí estoy para dar la cara»
De vuelta en Ecuador, Abad prometió defender la supremacía de la Constitución, a la que calificó como «sagrada». Además, aseguró que está lista para enfrentar cualquier escenario y que en los próximos días anunciará las acciones legales y políticas que emprenderá.
El futuro inmediato
Se prevé que la vicepresidenta ofrezca una rueda de prensa para detallar sus próximos pasos. Entre tanto, el ambiente político ecuatoriano, que ya venía bastante caldeado, ahora enfrenta un nuevo capítulo en lo que parece ser una saga de conflictos internos en la administración Noboa.
Por lo pronto, los ecuatorianos quedamos a la expectativa, porque en este drama político, al parecer, todavía no hemos visto el acto final.