
El sismo de magnitud 4,6 registrado la madrugada de este sábado en el sector de Pintag, al noreste de Quito, podría estar relacionado con procesos magmáticos en la región volcánica de la Sierra Central. Así lo explicó el profesor Theofilos Toulkeridis, experto en geología y vulcanología de la Universidad de las Fuerzas Armadas (UDET), en un análisis sobre el evento.
El movimiento telúrico, detectado a unos 10 km de profundidad y en la misma zona donde se infiere una falla geológica según el mapa de 1986, levantó inquietudes en torno a su origen y posibles implicaciones.
Un temblor en zona de fallas y volcanes
De acuerdo con Toulkeridis, no sorprende que el epicentro del sismo se ubique sobre una falla: “son lugares donde la tierra libera presión, tanto en superficie como en el subsuelo”. El especialista descartó que el origen esté ligado al volcán Sincholagua, inactivo desde hace miles de años, y también negó teorías no científicas como un impacto espacial.
El análisis indica que, aunque el temblor no corresponde a un evento tectónico clásico —producto del choque de placas—, podría estar vinculado a un movimiento magmático local. “Un 4,6 es relativamente alto para este tipo de procesos endógenos, pero no es inusual y puede considerarse un precursor potencial de actividad volcánica”, puntualizó.
Cotopaxi en el centro de las miradas
La región donde ocurrió el sismo está rodeada por varios volcanes activos: Chalupas, Antisana y Cotopaxi. Toulkeridis descarta en gran parte a Chalupas por su lejanía e inactividad, y considera poco probable al Antisana debido a su historial eruptivo caracterizado por lavas fluidas y menor explosividad.
En contraste, el Cotopaxi aparece como el escenario más probable. El experto recuerda que en agosto de 2015 se registraron sismos similares que antecedieron a emisiones de ceniza. Sin embargo, también subraya que no todos los temblores de esta magnitud han derivado en actividad superficial.
“Se puede relacionar de manera lógica la actividad sísmica de esta madrugada con el Cotopaxi y debemos estar atentos a lo que ocurra en los próximos días”, señaló.
“No hay motivo de alarma, pero sí de preparación”
Toulkeridis insiste en que la población no debe caer en el pánico. Según explicó, incluso en el peor escenario eruptivo, el Cotopaxi dará señales claras antes de una eventual erupción: “No hay razón para preocuparse ahora. Lo que sí necesitamos es preparación y obras de mitigación que permitan reducir riesgos”.
El especialista concluyó que, en términos estadísticos, el Cotopaxi podría entrar en una fase eruptiva catastrófica en los próximos años, aunque sin un horizonte temporal definido. “La ciencia no puede anticipar la fecha exacta, pero sí puede advertir que la región debe estar lista para ese escenario”, agregó.