
Distraerse fácilmente con estímulos externos, tener dificultad para seguir instrucciones detalladas, tener movimientos físicos excesivos son patrones de conducta que podrían indicar que un infante puede estar padeciendo un trastorno del neurodesarrollo[1].
Ese trastorno, conocido como TDAH o Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, es una condición que afecta la capacidad de concentrarse, prestar atención, estar tranquilos, seguir indicaciones, controlar movimientos impulsivos en sus actividades diarias;[2] más del 60 % de los niños entre 6 y 11 años, según un estudiopublicado en SciELO SENESCYT[3].
“Algunos síntomas pueden confundirse con conductas típicas de la niñez, por lo que hay que prestar atención al conjunto de comportamientos que caracterizan al TDAH -como aumento de la actividad motora en contextos inapropiados, balanceo excesivo, juego constante con los dedos-, y que alteran el funcionamiento social de la persona”, explicó Carolina Villarroel, directora médica de Adium Ecuador.
Como cada año, este 13 de julio, se conmemora el Día Mundial del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad con el propósito de crear conciencia y comprensión, además hacer énfasis en que su detección temprana podría permitir llevar una vida sin restricciones.
Entendiendo el trastorno
La Federación Mundial de TDAH reconoce que este trastorno no es nuevo, ya que sus signos y síntomas fueron referenciados por científicos hace más de dos siglos. Además, enfatiza que entre sus características principales se encuentran: la alteración del neurodesarrollo en forma de síntomas de hiperactividad-impulsividad y/o falta de atención durante al menos 6 meses, el deterioro en la funcionalidad de la persona, el presentar los síntomas en diferentes entornos, y que algunos de estos comienzan en la niñez[4].
“No se trata de portarse mal sino de una condición que impacta en sus actividades diarias; por lo que requiere comprensión y acompañamiento en el entorno familiar y en el escolar. El diagnóstico temprano es clave para evitar comorbilidades como la ansiedad, depresión, baja autoestima o aislamiento; y lograr un abordaje multidisciplinario que incluya médicos, psicólogos, familiares y docentes”, expresó el especialista.
El primer paso para avanzar es evitar la estigmatización de los niños como problemáticos o educados, ya que es un padecimiento que afecta entre el 5% y el 7% de los niños y adolescentes en el mundo. Mientras que en la edad adulta varía entre el 2% y el 6%, y solo el 11% son tratados[5].
Según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría los niños que cumplen con los criterios de diagnóstico de TDAH presentan síntomas como hiperactividad, impulsividad, organización o falta de atención notablemente mayores a los que presenta un infante de su edad o nivel de desarrollo[6].
Por otro lado, detalla que existen tres tipos principales de TDAH llamados: presentación predominante desatenta, presentación predominante hiperactiva/impulsiva y presentación combinada.
“Si el niño no presta mucha atención a los detalles o comete errores por descuido en las tareas escolares, tiene problemas para permanecer concentrado en tareas o actividades, no parece escuchar cuando se le habla, tiene problemas para organizar tareas, se distrae fácilmente y evita las tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido; presenta síntomas de TDAH del tipo desatento. Pero si se mueve nerviosamente o se retuerce en el asiento, no permanece sentado, habla demasiado, es incapaz de jugar o realizar actividades de ocio tranquilamente, tiene dificultad para esperar su turno y corre o trepa por lugares inapropiados; el niño presenta síntomas del TDAH del tipo hiperactivo/impulsivo”, explicó el especialista, añadiendo que para reforzar el diagnóstico se deben presentar al menos 6 de estos síntomas de manera frecuente de uno de estos tipos de trastorno o una combinación de ambos[7].
Diagnóstico temprano
De acuerdo con especialistas el mayor desafío del TDAH es diagnosticarlo a tiempo. Un diagnóstico temprano es clave para prevenir comorbilidades como ansiedad, depresión o baja autoestima, y diseñar un abordaje integral para el niño y su entorno[8].
En América Latina se estima que hay más de 36 millones de personas con TDAH, y que menos de una cuarta parte de esta población está recibiendo un manejo adecuado[9].
“El diagnóstico y la intervención temprana en niños con TDAH ayudan a mejorar el rendimiento académico del infante, sus relaciones sociales y su bienestar en general. El tratamiento recomendado incluye un enfoque multidisciplinario que combina terapia psicológica, acompañamiento educativo, trabajo familiar y, cuando es indicado, también puede incluir medicación. Esto no solo cambia la vida de este niño, sino la de él en su etapa adulta”, aseguró Carolina Villarroel.
Tener un mayor conocimiento y sensibilización sobre el TDAH permitirá identificar más casos a tiempo y tratarlo de manera integral y oportuna, brindando bienestar a los que lo padecen.
[1] https://www.berkeleypsychiatrists.co.uk/blog/the-3-different-types-of-adhd-and-their-symptoms
[2] https://childmind.org/es/guia/guia-para-padres-sobre-el-tdah/
[3] Impacto del TDAH en el aprendizaje de estudiantes en edad escolar: una revisión sistemática
[4] https://www.adhd-federation.org/_Resources/Persistent/adf9ed67a90645277b741d8aaca71c610e83cd80/Declaraci%C3%B3n%20de%20consenso%20internacional.pdf
[5] https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0149763423001781
[6] https://www.psychiatry.org/patients-families/adhd/what-is-adhd
[7] https://www.psychiatry.org/patients-families/adhd/what-is-adhd
[8] https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC12103855/
[9] https://www.researchgate.net/publication/382907713_TDAH_en_Ninos_y_Adultos_Actualizacion